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Cercle et Carré

Cercle et Carré Hace una semana, estaba trabajando en una infinidad de cosas sin ninguna importancia, cuando el timbre de la puerta me sobresaltó. Dejé todo a buen resguardo del famoso ctrl+s y me levanté con dirección a la entrada de la casa. No llevaba más allá de los 3 metros que son mitad del trayecto cuando el timbre sonó dos veces seguidas.

-¡Voy!- grité un tanto molesto por la impaciencia.

Al abrir, un hombre al que más de siete décadas habían dejado su marca en el rostro y en el cuerpo, me veía con ojos chispeantes y de una curiosidad que sólo he visto en los niños de dos años.

-Dígame, señor- dije con la culpa por haberme molestado antes de saber quién era o qué asunto le apremiaba.

Me extendión un papel doblado a la mitad y con trazos en pluma azul y verde. Me dijo "dos recetas por un peso". Y siguió hurgando con su mirada curiosa todo el interior de la casa. Mi primera intención fue devolverle el papel, pero en cambio, me dirigí hacia el interior y saqué el peso requerido. Ya me esperaba con la mano extendida y se lo dí. Algo percibí de molestia, pero fue muy fugaz. Enseguida me dió las gracias.

-Merci beaucoup, monsieur.
-De de rien, monsieur- contesté en automático.

Cuando estaba a punto de salir del pequeño jardín del frente, el "cling" de una moneda me retumbó en la cabeza y ahora pensé las palabras a una velocidad poco común en mi cabeza, poco apta para los idiomas distintos al mío.

-Attendez, monsieur, s'il vous plaît attendez!- dije en mi frañol amexicanado.

El viejo se volvió con grandes ojos y una sonrisa enorme.

-Vous parlez française, monsieur?
-Seulement un peu, tu peines des mots- dije un tanto ruborizado. El hombre se acercó entonces.
-Hay muy poca personas en Pachuca que entiendan francés, señor. Los más, saben inglés, pero muy pocos francés.
-Creo que es por la cercanía de Estados Unidos- dije yo en lo que siempre me ha parecido la razón más lógica de nuesra propensión a este idioma.

Le invité a pasar pero no aceptó. Platicamos un rato fuera de la puerta (otro post dará cuenta de esa plática tan enriquecedora), le tomé algunas fotografías y al fin se fue. Su aspecto me recordó al de los vagabundos sin oficio ni beneficio, pero su lenguaje era el de una persona culta. El papel con las recetas, se quedó sobre mi mesa de trabajo, primero y después archivada entre las cosas "por leer". Hoy fue el día de depuración. Casi había olvidado al hombre, cuyo nombre es Joaquín (así, sin apellidos seulement le prenom, qui avec cela suffit había dicho). Abrí la hoja y la primera receta reza así:

La obtención de un "ELÍXIR"
Las cosas de las que se puede obtener un elíxir son tres: los siete metales, los siete espíritus y las otras cosas. Los siete metales son el sol, la luna, el cobre, el estaño, el plomo, el hierro y el azogue; los siete espíritus son el mercurio, el azufre, el amoniaco el oropimente, el óxido de zinc, la magnaesia y la marcasita; y las otras cosas son el mercurio, la sangre de hombre, la sangre de cabellos y de orina, y la orina es del hombre
.


La segunda receta es la obtención del "Elíxir", a partir de la orina de un niño... el documento viene firmado por "Joaquín" y la frase Cercle et Carré.

No digo que tenga nada qué ve con el moviento aquel donde se inscribían Kandysky y sus amigos (Mondrian entre otros) y que conmovió al París de los 30, pero me ha quedado la duda...


Buenos días.

3 comentarios

tenteenelaire -

cuatilu, gracias. Qué bueno que te guste. Prometo la continuación. Igual, recuerdos.

anarQKia, ¡qué decirte! Viniendo de ti, me halaga. En cuanto a la envidia, bueno, créeme que eso me halaga más, porque de envidiable, sólo tengo a mi Lagartija, que adoro.

anarQKia -

Mira qué bien. Me agrada el manejo del tiempo, haces un flashback que ni se siente...

Y haces de tus vivencias reales experiencias que cualquiera envidiaría.

cuatilu -

Exquisita historia amigo. Espero la continuación.
Recuerdos