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Del lado mirador [1/4]

"Lo que por el momento veo con toda claridad es que no existen ni las cosas futuras ni las pretéritas. Y pienso que no se habla con propiedad cuando se dice que los tiempos son tres, pasado, presente y futuro. Más exacto me parece hablar de un presente de lo pretérito, un presente de lo presente y un presente de lo futuro; porque estas tres modalidades las encuentro en mi mente pero por otras partes no las veo. Lo que sé es que tengo una memoria presente de lo pasado, una percepción presente de lo actual, y una expectación presente de lo venidero. Si de este modo se entiende, acepto y afirmo que los tiempos son tres, pasado, presente y futuro como se dice en el uso común."

Confesiones, San Agustín, Capítulo XX, Libro XI
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"¿No perciben un paralelismo entre el destino de los hombres y de las imágenes?"

La Invención de Morel, Adolfo Bioy Casares

Coordenadas polares (a manera de introducción)

Si la mirada nos hace objeto, cuadro, mancha; con la fotografía podemos vislumbrar que la muerte existe. Es una mirada que no se ve. Pero hace marca, diferencia. Vivifica. Sólo allí, el deseo es pronombre personal. Es la esperanza de alcanzar a través de la cámara, la representación del objeto, en un momento en que la memoria y las manos están dispersas.
Por ello, pensar la fotografía contemporánea sólo en términos de una perspectiva analógica y mecánica, supone erigir un discurso que basado en un proceso no rebasado (las comparaciones tecnológicas son, por demás, estériles), ignora procesos creativos que más allá de su rápida incorporación a la cotidia-nidad, reflejan nuevas formas de convivencia, modelos del mundo y múltiples identidades en la mirada del ser humano.
Quien pretenda articular un discurso de la fotografía digital desde el pragmatismo de la definición mecánica-óptica, repetirá una discusión del tipo analógico vs. digital, en el intento por alcanzar la plenitud de una teoría de la imagen; se apelará al autoengaño para constituir una representación imaginaria de aquello que denominamos fotografía.
En el límite del deseo y más allá de la lente, el nitrato de plata y el papel, está el código: la profundidad de bits determina la cantidad y posición de pixeles (ese concepto tan escurridizo) que trazan, en una frecuencia determinada (hertz); coordenadas polares que singularizan una visión a la que llamamos fotografía. De esta manera, la técnica se construye contra las representaciones; el concepto se constituye contra las imágenes.
Hablar de fotografía digital, es tratar de buscar un principio fundado en la fotografía como medio de expresión en constante movimiento.

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