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pesadumbre

¿Cuándo se produjo la derrota? ¿Cuándo caíamos humillados en estas dos semanas pasadas? ¿Nos hundimos en una guerra mediática que mostraba a un administrador priísta incrustado como gran tesorero del Gobierno del DF jugando blackjack en Las Vegas? ¿Cuando contemplamos azorados a René Bejarano llevándose hasta las ligas de los fajos de billetes de las oficinas de Carlos Ahumada y a Rosario Robles enfrentada al hecho de que se había equivocado de amistades, que el "empresario progresista" no lo era tanto? ¿Fuimos derrotados por tres videos, una docena de acusaciones, algunas de ellas con poco sustento aunque quizá con bastante razón, y una campaña de denuncias de singular potencia, orquestada en las sombras por el gobierno federal?

No, éste sólo era el momento público de la derrota, su versión escénica; la catarsis de Brozo, la gran hoguera en que ardían los restos del viejo proyecto perredista, el danzón del Día de Muertos. La derrota no era esta sensación de orfandad, esta vergüenza cabrona de ver cómo el proyecto de millones de ciudadanos, avalado por 35 años de luchas sociales se hundía, babosamente pervertido. Cómo esa suma de voluntades de cambio, esos años de represión, acumulación de luchas políticas, sacrificios, heridos y muertos, se iba al carajo.

No, esto no era la derrota. La derrota se había cocinado largamente en el tiempo. Se expresaba en otras cosas más profundas y dolorosas: en gobiernos perredistas que heredaban la estructura de gobernar del PRI y eran incapaces de transformarla. Que recibían una administración basada en una organización burocrática ineficiente e infernal que tenía su razón de ser y se agilizaba con la mordida. En el mejor de los casos lográbamos matar la corrupción pero se quedaba el laberinto de papeles, la norma. ¿La Norma? ¿Quién será esa Norma que tan buena está y que pasea por la boca de todos los nuevos funcionarios, que los tiraniza y les hace olvidar la justicia?

La derrota era cuando a lo más que llegaban nuestros gobernantes de izquierda, era a una cierta honesta eficacia, pero que se mostraba como incapaz de imaginación, de construcción de una oferta social diferente al proyecto capitalista salvaje y burdo que ha dominado nuestras vidas y destinos. Derrota era que no exista hoy una red de tiendas populares donde se puedan vender directamente productos campesinos, derrota es que los patrones de siempre sigan diseñando los modelos del desarrollo, derrota era la foto de Andrés Manuel López Obrador rodeado de obispos y slimes, dos categorías similares; derrota eran diputados y senadores perredistas hablando de mal menor, pactando en lo oscurito, cambiando alegremente la huelga de hambre por el desayuno en Sanborns, habituándose a choferes, niveles salariales, jerarquías; derrota eran los 12 mil empleados que el partido había creado y con ellos una voluntad de supervivencia de esa nueva clase social: el chambismo. Derrota era el estreno en la izquierda de los moldes priístas; las estructuras corporativas, el fraude electoral permanente en las elecciones internas. Derrota era que el partido de izquierda, queriendo y sin quererlo se había vuelto en estos años la menos firme columna del sistema social, la reserva estratégica del gran capital, el caballo de Troya de ese monstruo casi indescifrable que es el sistema político-económico mexicano.

Y la derrota había venido envuelta en la apariencia de victoria, por eso era más terrible, más trágica, más tramposa. Se nos aparecía como triunfos electorales, gobiernos municipales democráticos, diputados electos, Gobierno del DF. Y venía endulzada por pequeños avances, proyectos interesantes, logros sociales, voluntades populares triunfantes, políticas aquí y allá que tenían sentido, protegían a los pobres.

La derrota, se diría el doctor Frankenstein con unas enormes ganas de llorar, es que la izquierda que había pactado con el diablo para sacar al PRI de Los Pinos, estaba secuestrada por el demonio.


esta es sólo una parte de un artículo de paco ignacio taibo 2, que aparece hoy en la jornada, diario mexicano.

es terrible la realidad mexicana.

1 comentario

taro -

Como en todos sitios. Vosotros lo teneis mas. Pero lo teneis, "Durito"