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Louis Amstrong

Louis Amstrong

Cuando las mareas resultan inciertas; cuando la tormenta parece hacer naufragar el barco, lo mejor es escuchar un poco al Grandísimo, Enorme Cronopio y fumar un cigarro con todo el tiempo para sentir el humo llegar a nuestros pulmones, gastar aire entre la mezcla clandestina de nicotina y alquitrán que se agrega a nuestros alvéolos y suspirar profundamente al terminar la ración de muerte que se empaca dentro del tubo de papel.


Y resulta que cuando se quiere hacer lo correcto, el corazón se repliega, secumbe y duele (literalmente, duele). Y se tiene que renunciar a muchas cosas, que son vitales, inaplazables. El bien mayor exige el mayor sacrificio. Eso es algo que todos sabemos de alguna u otra forma.


¡Carajo!


Empiezo a ver todo tan claramente, que se me antoja espantoso. Tendrá que esperar todo lo que sueño, siempre por mis ganas de hacer cosas sin pensar. Tantos años y seguir así de imberbe, me hacen temer que soy medio retrasado, medio fronterizo... y me pregunto por qué... y surge entonces mi gran bocaza:

¡por estúpido! ¿Por qué si no?


Y me tengo qué esforzar por no llorar, por hacer frene a todo lo que he hecho mal y por no errar de nuevo y el frío me retuerce las tripas. Sé que haré bien y sé que me dolerá y no tengo remedio...



Tea for two sigue sonando ... habrá que seguir, que el trabajo apremia...

3 comentarios

tenteenelaire -

Omar, los delicados es justo lo que me regresa...

Manel, no es mala idea

Manel -

Y que tal, si haces un viajecito este fin de semana...

Omar -

Miguel, ya no fumes Delicados, por eso te pones así =P.

Un abrazo master.