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ahí viene la bruja

ahí viene la bruja

-¡Ahí viene la bruja!-


Los niños corren a su casa y volteo en dirección contraria. Una señora de aproximadamente 50 años, de mirada severa y vestida como institutriz victoriana, sale al paso de la esquina y recorre con sus ojos toda la calle. Yo fumaba en la puerta de la casa y aunque de verdad pensé que podría ser una bruja, me quedé donde estaba. "¡Al diablo las supersticiones!", pensé.

Tuve la esperanza de que se metería a alguna de las viviedas anteriores a la mía. Mal cálculo. Cuando faltaban casi 5 metros para que pasara frente a mí, la saludé respetuosamente. "Buenos días, señora". Ella se pasó de largo y me sentí un poco en la obligación de mostrarle su mala educación. "Dije: buenos días". Espeté de manera un tanto agresiva.

Cuando pensé que ya no me dirijiría la palabra, volteó de manera repentina y sentí una dura mirada sobre mí.


-Señor, espero que la siguiente semana, una gripe terrible y espantosa se apodere de usted y no salga de su casa hasta que diez kilos hayan abandonado su cuerpo.


Me quedé pasmado y no atiné a decir nada más. Cuando la señora dobló la esquina, salieron los niños. Algunos de ellos, si no es que la mayoría, ocupan el jardín frontal de la casa como área de entrenamiento futbolístico.

-¡Hijole señor! Ya le tiró la maldición.

Como era normal, hacia la noche, ya había olvidado del asunto y trabajaba con tedio en un proyecto que se había prolongado más de lo debido.



Ha pasado una semana y una gripe a destiempo me sorprendió. Altas temperaturas, una infección que se extendió hasta el estómago y después, estoy con 10 kilos de menos en el cuerpo...

Hoy, cuando dieron la señal de alarma, me metí a la casa y aguardé más de una hora para poder fumarme mi cigarro matutino.




Buenos días.

2 comentarios

sacoro -

Paco -

Ja!
Para que se le quite lo alzado :)
Lo que deberías haber echo era regresarle la maldición, a menos que de verdad le sacaras