Fin de año
Pues estamos ya en el último día del ciclo. Estoy a punto de salir a Querétaro a ver a mi familia y realizar el rito que los años, los usos y las costumbres nos han impuesto: se sucederán los brindis por los buenos deseos, la unidad y la fraternidad. Casi es seguro que a mediados de enero, algunos lo habremos de olvidar y seguiremos con nuestra rumbosa cotidianidad. No sé si me consuela el saber que sucede más o menos lo mismo en todo el orbe (o en casi todo). El año de 2003 ha sido un poco funesto en este país y las cosas no se avisoran mejores: nuestros políticos (¿o debería decir, nuestras lavanderas de 120 mil pesos mensuales?) nos han recetado uno de los presupuestos más recesivos y restrictivos de la historia y lo celebraron con gritos y papeles al aire (los muy jijos). Fox siente que "todo va muy bien y saldremos adelante" y no ve más allá de su "ranchito" guanajuatense y de las faldas de su mujer. Los integrantes del legislativo capitalino no discutieron la Ley de Convicencia y han dejado, con esto, una mancha ignomiosa sobre las minorías y sobre la muy discutida civilización a la que aspiramos... podría seguir con un largo etcétera.
Entre todo esto, las buenas noticias son las de siempre: los amigos, Macutena y la familia. Empiezo a creer que es lo único que verdaderamente vale la pena. Creo que eso será un motivo para seguir con ánimo desde mañana y hasta dentro de un año: saber, creer, estar seguro que hay muy pocas cosas por las que vale la pena el diario trajín.
Por favor, cuídense mucho.
Saludos
Entre todo esto, las buenas noticias son las de siempre: los amigos, Macutena y la familia. Empiezo a creer que es lo único que verdaderamente vale la pena. Creo que eso será un motivo para seguir con ánimo desde mañana y hasta dentro de un año: saber, creer, estar seguro que hay muy pocas cosas por las que vale la pena el diario trajín.
Por favor, cuídense mucho.
Saludos
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