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odisea subterránea

odisea subterránea antecedentes: imaginen ser un tipo bajito. de 1.74 metros. 70 kilogramos de peso. fuerza de niña de 15 años. cargan una mochila con un tercio de su peso, una bolsa con discos compactos, un periódico y un atado de papeles enrollados. han trabajado aproximadamente 12 horas en una oficina sin aire acondicionado. tuvieron tres juntas de "ejecutivos" culturales durante el día dy se han peleado con el administrador en jefe de su área. el calor promedio de la ciudad es de 25 grados centígrados, calor que aumenta, como es lógico, al bajar unos 20 metros bajo tierra.

acto primero (donde descubrirán los veedores, el trajín de cientos buscando un lugar dentro del túnel) (izquierda arriba): un promedio de 150 personas por minuto a través de los torniquetes de acceso, con problemas similares o peores a los descritos arriba, intentan abordar el sistema de transporte colectivo "metro" de la ciudad de méxico, después de un día de labores en un país donde la tasa de desempleo y subempleo (changarreros), es de más de 30%. Los empujones son frecuentes, pero son soportados con estóica mirada por el "personal". es algo así como un código nunca enunciado: te toco, pero más por necesidad que por gusto (claro que nunca falta quien lo hace "por gusto". y en este caso, no se escapan ni los hombres. a principios del nuevo siglo, ser "toqueteado" en algún momento de la vida, ya no es exclusividad de las mujeres. desafortunadamente).

acto segundo (donde el beatífico lector, sabrá de las formas de acomodo primario): siendo un ciudadano medio, lo normal es esperar la llegada del convoy un filo más allá de la línea de seguridad. esto da como resultado una ventaja importante respecto de los demás presuntos abordantes. es parte de esta estrategia, saber las posiciones exactas de llegada. se localiza el lugar de las puertas, en particular, el punto donde encajan las dos hojas automatizadas, con la finalidad de hacer un movimiento de "abanico" a la hora de que salen del carro los que bajan en la estación que uno aborda. yo, regularmente busco un resquicio que me permita leer el periódico o el libro de ocasión. pero la mayoríad e las veces, esto es inútil.

acto tercero (acomodo secundario): decía, es inútil, porque existe un tipo de pasajero que yo denomino, "ala de choque". estos pasajeros tienen una técnica que requiere de sangre fría y desprecio por el espacio individual: consiste esta técnica de abordaje en esperar a que ya nadie ose entrar en situación normal por el "apretujamiento" visual. entonces, se colocan de espaldas a los demás, con una mano en el quicio de la puerta y los pies bien plantados, empujan con su trasero a los demás mientras la puerta se cierra y los pasajeros que vamos en el fondo, perdemos poco a poco espacio, aire y buen humor.

último acto (¿a dónde van las oscuras golondrinas?): cuando los procedimientos normales de acomodo y reacomodo de pasajeros terminan, el operador intenta cerrar las puertas, cosa que le lleva, regularmente, entre dos y tres minutos. esto por los desmanes lógicos causados por los acomodos secundarios de cada vagón. de aquí, muchos no resisten la presión y salen como tapón de sidra de los vagones. después de esto, el convoy arrancará y el trajín de los pasajeros-sardina, terminará con frecuencia, en la llegada a otro puerto de transborde, con los nervios en punta y el mal humor a flor de piel.

epílogo: afortunadamente, este trayecto lo hago una vez al día (no sería capaz de soportar más) y todavía, mejor, pronto lo haré tal vez, una vez a la semana... hoy es el penúltimo día en esta oficina y me siento bien, lejano y ausente y con un entusiasmo, que hace mucho no tenía.

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