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tres meses

Uno va por la vida tratando de hacer las cosas bien, de actuar conforme a lo que los padres, los maestros, los amigos y los libros, todos en una gran confabulación de procedimientos, van conformando en eso que se llama sentido común, valores, visión del mundo. Pero regularmente no se puede escapar nadie de "regar" todo el basurero mental y personal por la vida, por lo menos una vez. Esto es considerado normal y estoy de acuerdo en llamarle normal. Pero cuando alguien, pongamos como ejemplo, yo, va por la vida dando tumbos errados, defraudando a los amigos, olvidando las promesas y rehaciendo la imagen cosmogónica a cada paso, es común y sensato llamarlo "un caso patológico".
Bien, pues. Soy un caso patológico. Trato de remediarlo de todas las formas posibles, pero siempre hago más o menos lo mismo, digamos que siempre tengo el mismo patrón de comportamiento: estoy unos meses con los amigos, los apapacho (o me apapachan, es lo más común), después me desespero, me doy la vuelta y me obligo a olvidarlos o por lo menos, a abandaonarlos e incomunicarme, a ser una mancha de recuerdo y dejar las responsabilidades que el uso cotidiano de espacios y sentimientos obliga a aceptar y cultivar... bueno, pues, que me desespero conmigo mismo y me doy de topes y refunfuño y lloro y malgasto energías en cosas sin la menor importancia y mis amigos me tachan de desagradecido, irresponsable y fastidioso... la mayor parte de las veces, les tengo que dar la razón y otras, muy pocas, me veo en la necesidad de convencerme de que no es así, de que están equivocados y que actúo de manera correcta.... pero no hay muchos que estén dispuestos a creerme y entonces, transito por la vida con etiquetas que poco a poco, voy perfeccionando hasta que las hago mías y se vuelven parte fundamental de mi ser...
Y no es que justifique tanta idiotez de mi parte, sólo trato de explicarme y saber qué hago de mi vida y de la vida de la gente que, a pesar de todo, me quiere... sigo manejando y sigo viendo pasar autos en la noche y veo perros muertos a mitad de las carreteras y pienso que un día, si no me aplico, seré como esos animales que la gente ve al pasar por la carretera y lamenta su muerte y después, un instante después, los olvida y se entretienen desafiando al conductor de enfrente.

Buenas noches

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