caminando...

ayer dormí con la misma inquietud pero con sueños diferentes. me vi solo, viejo (más), enfermo y depauperado. desperté con mucho miedo del futuro. traté de reponerme pero la mirada de ella me devolvía sólo reproches y reflejos de tristeza (y lo peor es que me lo merezco y me lo he ganado a pulso. es terrible porque la causa de la tristeza de ella soy yo y mi mal actuar y mi peor aún, proceder. resulta escalofriante porque no puedo equilibrar las cosas, no puedo permanecer paciente y exploto cuando no debo y callo cuando espera que hable y hablo cuando debería abrazarla y así sin fin).
cuando me encontré con cuatro elefantes de mirada triste y escoltados por tres hombres con varas, me identifiqué con ellos. sólo que yo no tengo tan buena memoria.
escribí a mis hijos en querétaro. sendas cartas de mi puño y letra viajan (o viajaron), por no sé que intrincados parajes y llegarán (llegaron, tal vez), a su destino. pienso en ellos y me parece que llegará un momento de reproches amargos, de citas dolorosas y de arranques de cólera. pienso también que llegará en día en que josemaría se tomará un vaso de vino conmigo y hablaremos largo y tendido de los problemas en su casa y tal vez, me pida un consejo que yo no sabré darle, porque me sentiré como un elefante de mirada triste que transita por un lugar ajeno y peor aún, sin memoria.
1 comentario
malu -